Fútbol es Vida

El clásico del Pacífico del 1997

Diario El Popular
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Recordando mi etapa escolar, algo sucedía cada año desde 5to grado de primaria hasta 5to año de secundaria, me enseñaban un tema en el curso de Historia del Perú, cuya duración era de una semana, y cada año escolar creo que aumentaba los días de tal tema. La guerra de Perú y Chile, a veces parecía que todo este curso tenía como clímax de aprendizaje este hecho, había la sensación en clase que después de este episodio histórico, no había más temas en la historia peruana. Ya se imaginarán que algunos compañeros de clase se creían Túpac Amaru versión recargada, hablando sobre sus sueños de cómo recuperar Arica y Tarapacá, o cómo enfrentar los monopolios empresariales chilenos que tienen mucha injerencia en la economía peruana, y la realidad de los partidos de futbol, el famoso clásico del Pacifico. Muchos hinchas ven tal partido como la guerra del Armagedón, hay una alucinada de jinetes de caballos con dos cabezas, con hartas bombas molotov y miles de palos y piedras…

Recuerdo un partido de fútbol que fue épico, no por las jugadas ni llevadas Maradonianas en la cancha sino, por el pre, el durante y el post del partido. Sucedió un 12 de octubre de 1997, la selección peruana jugó como visitante en Chile. Al día siguiente de este partido en muchos periódicos los titulares tenían este tenor o algo parecido: “El día que Chile le falto el respeto al Perú”, “90 minutos de odio y humillación”. Tan solo se necesitaba un empate para que la bicolor clasificara al mundial, más fue una aplastante derrota, no por la goleada 4-0, sino una actitud lamentable que cumplió su mayoría de edad, 18 años después, y me refiero al dedazo de Gonzalo Jara a Cavani.

¿Fue una terrible derrota para el fútbol peruano? Antes de comenzar a jugar, el equipo peruano entonaba el Himno Nacional más hermoso de Latinoamérica, pero nadie podía escuchar la melodía, casi todo el estadio pifió unísonamente; los ojos del Chorri Palacios, cuando cantaba nuestro Himno, querían llorar, pero no de tristeza sino de pura rabia; después del partido Freddy Ternero, el asistente del técnico peruano Juan Carlos Oblitas, afirmaba que esto “no lo organizó la gente de futbol; estoy seguro que fueron los hombres de inteligencia de ese país”, tan solo ver que los carabineros se inmutaron cuando hinchas tiraron piedras y botellas al bus donde se movilizaba la selección peruana. Nolberto Solano declaró en un diario de Chile: “Ese partido lo veníamos perdiendo desde que salimos de Perú. En Chile, el ambiente fue muy hostil”.

Más vale la aclaración. Una cosa es hostilidad y lenguaje ofensivo y otra muy distinta es una violencia que se acerca al terrorismo doméstico, a los que les encanta terruquear a todo manifestante opositor del gobierno de turno. La acción de muchos hinchas chilenos fue lamentable. ¿Fue vergonzoso? ¡Si!, si fue una vergüenza internacional e histórica y no por la goleada sino la buleada sobre la selección peruana por manos chilenas.

¿Más esto fue una derrota? Creo que no, porque a pesar de todo se jugó hasta el final, nos da un mensaje claro, aunque todo vaya mal con adversarios que disfrutan de impunidad, aunque el marcador este en contra, aunque tengas ganas de llorar o llores de rabia, no dejes de seguir jugando por la vida ya que esta actitud es la mejor goleada para uno mismo.

La vida y el fútbol siguen…

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